Imagina llegar a casa después de recoger a los niños en la escuela y encontrarte la puerta entreabierta (cuando sabes bien que la cerraste) o lo que es peor, una de las ventanas rotas. Son señales de que han entrado a tu casa y violado tu espacio. Mientras procesas el torrente de emociones diferentes, como el alivio porque tu familia no estaba en casa, lo difícil que te resulta creer que te hayan robado o la inquietante sensación de saber que alguien estaba hurgando en tus cosas, es muy probable que también te preocupe el impacto emocional que este hecho pueda tener en tus hijos.
Un robo domiciliario es una experiencia horrenda y surreal, que puede dejar a tu familia entera con sentimientos de temor y vulnerabilidad. Si bien los daños materiales físicos pueden enmendarse o repararse, los efectos psicológicos de ser víctimas de un robo pueden permanecer, en especial con los niños. Lidiar con el trauma emocional posterior a un robo domiciliario puede perturbar el cotidiano de tu familia y hacer que tus niños se sientan atemorizados durante la noche, por cuanto conjeturan si habrá de pasar de nuevo. Hay, sin embargo, algunas medidas sencillas que puedes tomar a fin de infundir en tus hijos una sensación de seguridad y tranquilidad.
Reanuda tu rutina normal
Tu reacción instintiva luego de un robo domiciliario bien podría ser mantener a tus hijos tan cercanos a ti como te sea posible, en todo momento, pero una de las mejores maneras de ayudar a tus hijos a superar la aflicción es apegarse a tu rutina diaria normal. Alienta a tus hijos a que emprendan sus actividades extracurriculares, a mantener cualquier plan o actividad que hayan programado y a continuar con su vida cotidiana. Si bien eso podría parecer un poco forzado, planteárselo todo como "la vida sigue igual" puede ayudar a restablecer la normalidad y ofrecer algo de confort.
Instala un sistema de seguridad
Es poco probable que los ladrones intenten invadir (o traten de atacar de nuevo) una vivienda que cuenta con un sistema de seguridad. Conversa con tus hijos sobre cómo cada pieza de un equipo de seguridad puede contribuir a hacer de tu hogar un sitio más seguro. Por ejemplo, una cámara de seguridad en la puerta del frente, que sea compatible con WiFi e "inteligente", puede enlazarse directamente a tu teléfono y te dejará saber si alguien está a la puerta. Sensores para ventana y sensores de movimiento estratégicamente colocados a través de tu vivienda y propiedad son fáciles de instalar y te alertarán de inmediato de cualquier actividad indeseada o sospechosa, ayudándote así a tranquilizar los temores infantiles de que alguien podría invadir la vivienda.
Muchos sistemas de seguridad para el hogar, como Xfinity Home, también proporcionan monitoreo ininterrumpido, lo cual significa que, de suceder algo, la ayuda puede llegar de inmediato. Muéstrale a tus hijos cómo funciona el sistema y háblales de cómo puede salvaguardar contra futuros robos.
Estimula un diálogo franco
Podría parecer como si hablar con tus hijos acerca de lo sucedido sería contraproducente y atemorizarles aún más, pero a menudo sucede lo contrario. La conmoción, la ira y el miedo son sentimientos completamente normales que todos experimentamos luego de un evento perturbador y hablar de ellos es un paso clave hacia la recuperación.
Adopta un enfoque proactivo para ayudar a que tus hijos sientan que son capaces de hacer las cosas y que están en control. Sostén una conversación franca y apropiada para la edad de tus hijos, y respóndeles a cualquiera de sus preguntas. Habla sobre las maneras en que puedes aumentar la seguridad de tu hogar y tu vecindario, tales como formar un grupo de vigilancia o tomar una clase de defensa personal. Más importante aún, asegúrate de hacerles saber de que está bien sentirse mal por el incidente y de que estás presto a ayudarles a superar sus sentimientos y aceptar la realidad de lo sucedido.
Reorganiza y redecora
Una apariencia distinta y renovada puede ser una manera tangible de ayudar a que tus hijos vayan dejando atrás la conmoción creada por un robo. La emoción de escoger un nuevo color de pintura y un nuevo juego de ropa de cama para su dormitorio, puede contribuir a distraerlos y alejar su mente del problema. En términos de una solución instantánea, el simple hecho de reposicionar los muebles, sea en el dormitorio del menor o en las áreas de uso común de tu vivienda, puede servir para proporcionar ese cambio de entorno que tu niño necesita para comenzar a distanciarse de lo sucedido. Como mínimo, limpiar el desorden dejado por los intrusos, reparar cualquier daño y retornar tu vivienda a la normalidad son, todos, pasos que deberías tomar.
No soslayes tus propias emociones
A medida que te esfuerzas por ayudar a tus hijos a sentirse de nuevo seguros y confortables, acuérdate de hacer una pausa para procesar y aceptar tus propias emociones. Habla con tus amistades de confianza, parientes o con un profesional, sobre cómo te sientes. No se trata solo de que tu bienestar emocional es importante, sino también de que los niños suelen reflejar las emociones de sus padres. Si ellos te ven hablar de tus sentimientos y aceptarlos de manera constructiva y saludable, eso les ayudará a hacer lo propio.
Cuando se trata de ayudar a tus hijos a superar la ansiedad y el trauma posteriores a un robo domiciliario no hay una solución instantánea, y todas esas sensaciones son usuales y esperadas, en especial en los niños. Aunque probablemente pasará algún tiempo para recuperarse, debes saber que tu vida volverá, eventualmente, a la normalidad, y que tu hogar será de nuevo la misma zona segura que tu familia siempre ha confiado tener.
Entérate de cómo un sistema de seguridad para el hogar puede ayudarte a mantener tu vivienda segura contra robos.
